lunes, 16 de mayo de 2011

Actividad de la semana y descubriendo la Caldera de Tengger

Una semana más nos llega el reporte de actividad volcánica del Smithsonian, que repasa a grandes rasgos la actividad más significativa de las últimas fechas. Siguen dominando de manera abrumadora, y como no podía ser de otra forma, los volcanes del Cinturón de Fuego. Esta semana destaca la actividad en Etna, que parece que poco a poco está cogiendo fuerza para una nueva fase eruptiva, con varios enjambres sísmicos y alguna actividad stromboliana aunque no demasiado exagerada. Continúan las erupciones en Kamchatka, con renovada actividad en Kizimen, al igual que en la región de Indonesia, donde siguen las múltiples emisiones de cenizas en uno de los volcanes más conocidos de ese país, el volcán Bromo, en la tremenda Caldera de Tengger. Como me gusta mucho la Historia, ya os he comentado que cada semana intentaré acercaros más a un volcán en concreto aprovechando el informe del Smithsonian. Hoy me parece de justicia por tanto hablar de este espectacular paraje.


Vista de la Caldera, en primer término y humeante, Bromo. Al fondo se ve Semeru.

Esta descomunal caldera es uno de esos paisajes de nuestro planeta que es imposible que dejen a nadie indiferente. Cinco volcanes se encuentran en su interior, el ya mencionado Bromo, el Kursi, el Watangan, el Widoraden, y Batok, este último el único que no está activo. Por si no fuera suficiente, al lado de esta caldera de 16 kilómetros de diámetro se encuentra el grupo volcánico del Semeru, el pico más alto de Java con 3676 metros sobre el nivel del mar, y que es de gran productividad volcánica.


Semeru registra explosiones con una periodicidad de unos 20 minutos.

En esta zona se puede observar la estrecha relación entre los volcanes y los hombres, y como los primeros se han entrelazado de forma irremisible con las tradiciones y el discurrir espiritual de dichas comunidades. En esta caldera y sus alrededores habitan los Tenggerese, uno de los pocos pueblos Hinduistas y a los que se cree descendientes directos del pueblo Majapahit, un imperio que llegó a extenderse desde Tailandia a Filipinas allá por los siglos XIII al XV. Gracias a las creencias y supersticiones de este pueblo, hoy se puede observar uno de los festivales más espectaculares, mezcla de ritualismo y tradición, la Yadnya Kasada. En el decimocuarto día de la Kasada, le pueblo Tenggerese asciende al volcán de Bromo, y allí, en el borde del cráter, piden a sus dioses su bendición, ofreciéndoles arroz, frutas, ganado y muchas más viandas.


Ofrendas a los dioses en el interior del Bromo, durante la Yadnya Kasada.

Sin duda, Bromo representa no sólo un símbolo natural como pocos en Indonesia, sino que es un exponente fantástico de la influencia que los volcanes pueden llegar a tener en el ser humano, hasta el punto de ligar sus destinos al de la propia actividad magmática. Toda una enseñanza para todas aquellas zonas que viven de espaldas a sus volcanes.

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